Y que más da, si son cosas de la edad.

Publicado en por La bea

Y que más da, si son cosas de la edad.

Tengo cuarenta años. Lo admito. Y es así, aunque ya haga un tiempo, que escribiera un post llamado la anticrisis de los 40, donde entre otras cosas, decía que acaba de cumplir los cuarentas. ¿Como es posible?. ¿Me he quedado detenida en el tiempo?. Tampoco sería tan raro. Hay gente que... pero no es mi caso... aún. Desde cumplí los cuarenta y hasta que pasen diez años, tengo cuarenta. Eso es un realidad.

Los cuarenta son la mejor edad, sin lugar a dudas. Pues, te encuentras en ese momento de la vida donde las cosas cada vez te importan menos pero sin cruzar ese punto de no retorno, que es: colarse en la cola del supermercado.

Todavía queda algo de tiempo para cruzar esa frontera en la que llegas a la charcutería y tú, señora jubilada ya, le dices a alguien diez años menor y sin jubilar.

- ¿Tú no tienes prisa verdad?.

Y antes de que esa persona se recupere de shock que le creado tu cara dura le dices a la charcutera:

- Quiero...

Esa poca vergüenza, esa profesionalidad en colarse, solo lo da la edad, sin duda. Yo aún no he llegado ahí, pero supongo que con el tiempo llegaré.

Aún tan solo soy una cuarentona. ¿Qué mal suena verdad?. Cuarentona. Esa palabra me hace sentir mas pureta de lo yo me siento en realidad. Porque yo me siento joven, igual de joven que siempre, con mis achaques en un cuerpo que no se entera de lo joven que es... pero joven al fin y al cabo.

No pensaba eso exactamente cuando tenía veinte años. A mis veinte, para mí, los de cuarenta estaban casi al borde de la muerte. A mis veinte, para mi, todos aquellos que ya pasaban de los veinte, eran unos señores mayores.

Recuerdo que yo tendría unos veinte y mi hermana mayor, treinta. Ella solía ir a un bar llamado el 3.30 , donde iban todos los treintañeros. Para mí, ese bar, era casi como una residencia de jubilados. Si alguien proponía:

- ¿Vamos al 3.30?

Lo miraba como si acabara de volverse loco de remate, así de repente:

- ¡ Si ese bar es de puretas!.

Luego cumplí los treinta y mi percepción hacia los treintañeros cambió y me dí cuenta lo jóvenes que eran los de treinta. Tan jóvenes como yo.

Lo mismo me pasa ahora con los de cuarenta. Mi percepción hacia ellos ha cambiado. Antes eran unos cuarentones (casi escupiendo la palabra) y ahora los cuarenta son los nuevos veinte. Veinte en el lado derecho de mi cuerpo y veinte en el izquierdo... . 

Porque a pesar de todo yo me sigo sintiendo joven, aunque haya personas de las que cuyo nombre no quiero acordarme que no piensen lo mismo que yo... .

Hace poco, a un amigo le regalaron una cartera con una cinta de casete serigrafiada, cuando mi peque grande, Bay max, la vio, preguntó:

- ¿Eso es un pen?

- No es una cinta de casete- le expliqué

- ¿Y eso que es?

...

Otro día estábamos cenando con unos amigos, entre los que se encontraban un par de veinteañeros, y fui a contar una de mis amenas anécdotas, antes les pregunté:

- ¿Cual versión queréis?, ¿la larga o la corta?

-¿Pero la versión larga, es muy larga?- me preguntó uno de los veinteañeros.

-No- le dije- Sicilia, 1912

¡ Y no entendieron el chiste!.

...

Otro día estaba con mis peques viendo la programación de la televisión y vi que estaban poniendo: Viaje al centro de la tierra y pregunté en voz alta.

- ¿Cual será la nueva o la vieja?- y al mismo tiempo le di a la sinopsis de a película para comprobar cual era.

Mi peque grande, Bay max la leyó y me dijo:

- Es la vieja, mamá. Mira es de 2008.

...

(Obviamente era la nueva. La vieja es de 1959). 

Pero bueno... y que más da. Si todo en esta vida tiene su parte mala y su parte buena, cumplir años también. Su parte mala es que los años pasan y pesan y su parte buena es que los has cumplido, que los tienes, que los has vivido y eres un poco más sabio cada año que cumples.

Somos de cuando somos y eso también nos hace ser quien somos.

Yo no soy de ahora. Yo soy de antes... .De cuando los parques eran de hierro y cemento. De cuando nos criábamos medio salvajes. De cuando se estrenó la primera película de la Guerra de las galaxias. La trilogía definitiva. Las tres que se hicieron antes, que como sabemos todos, aunque visualmente parezcan más viejas, son mas modernas en el tiempo galáctico. Y siempre veo que las películas antiguas y luego las modernas del todo, pienso lo mismo: 

Pobre Luke Skywalker que necesitó tres películas pasa hacerse Yedi y llega Rey y con tan solo una película, ya domina a las técnicas Yedi, si no a la perfección... casi, casi. Lo que me hace sospechar que la Lomce es estratosférica, que ha llegado a instaurarse en toda la galaxia, pues ya, que para ser Yedi con un módulo de un año es suficiente, equivale a una diplomatura de tres años. Tienen las mismas asignaturas, las han condensado, te las convalidan o que se yo o puede que Rey se sacara la licenciatura en la Juan Carlos I ( perdón, chiste fácil). 

En fin.. el pasado, pasado está y como todo tiempo pasado es peor y no hay tiempo perdido peor que el perdido en añorar. A estas alturas de la película, de mi película, estoy en paz conmigo misma y con mi edad. Ya no quiero ser más joven. ¿Para qué?. ¿Para no tener achaques?... Venga, vale... . Pero no tendría otras cosas tampoco.

He necesitado mi tiempo en barrica y ahora tengo un "que se yo", que solo dan los años. 

Soy mayor y no pasa nada. No pasa nada porque me duelan las rodillas cuando va a llover, porque siempre tenga sueño o porque me haya vuelto diurna. No pasa nada porque me haya vuelto una desubicada.

Hace unos cuantos post atrás, llamado Los desubicados, hablaba sobre mi plan de montar un bar para nosotros, los desubicados, los ex vampiros, que a fuerza de hacernos mayores y tener responsabilidades, nos hemos vueltos diurnos. Es fácil reconocernos, somos esos que cuando hablamos de quedar con los amigos decimos eso de: "Pero mejor para la cervecita del medio día porque yo ya de noche".... .

Aunque últimamente estoy pensando que en vez de montar un bar a secas, voy a montar un bar supermercado o un supermercado bar o un supermercado con barra de bar, aún estoy ultimando los detalles y si lo monto con chiqui parque, me hago de oro, fijo.

Porque si antes los bares eran mi lugar, ahora son los supermercados. Ahora es en los supermercados donde me encuentro a la gente que hace tiempo que no veo y con la que que antes me encontraba en los bares. Además, casi prefiero la música que ponen en los supermercado que en los bares. Siempre que voy a comprar a un supermercado, me entran ganas de dos cosas. Una, de bailar y dos, de irme al pasillo de los licores y ponerme una copa... .

El tiempo pasa, inexorablemente eso es así pero todas las edades tiene sus ventajas y sus desventajas. 

La desventaja de los cuarenta es que para algunos insensatos eres de una época muy muy lejana, casi como un dinosaurio... y la ventaja es que, y cada más, haces lo que te pide el cuerpo... pero sin pasarse. Con la edad nos volvemos un poco más egoístas (el que no lo sea ya de serie, claro) pero pienso que a los cuarenta aún no se ha cruzado esa frontera del yo, yo, mi, para mi, para el tiempo de que me queda en el convento, me cago dentro. Creo que a los de cuarenta, aún nos mantenemos en el límite del egoísmo.

Antes de los cuarenta, miraba por mi y por mis compañeros, pero por mis compañeros primero. Ya no. A mis cuarenta, miro por mi y por mis compañeros pero por mí, primero y sé que ya llegaré a esa edad donde miraré por mi y solo por mi y puede que alguna vez por mis compañeros.

Antes de los cuarenta iba a un sitio aunque no me apeteciera ir ... pero lo hacía, si eso significaba que otra persona estaba bien. Y no tenía en cuenta factores como sí "esa persona" valoraba o no mi esfuerzo. "Esa persona" estaba en mi circulo y eso le otorgaba cierto derecho. Ya no. A mis cuarenta años, miro más por mi. Ahora sí tengo en cuenta esos factores: ¿"Esa persona" valorara mi esfuerzo?. No. Pues paso. Para que "esa persona" esté bien y yo mal y no lo agradezca... pues que "esa persona" esté mal y yo bien. Seguirá sin agradecerlo pero yo estaré donde quiero estar y con quien quiero estar y habré ganando en  bienestar. Y aunque hago las cosas sin animo de lucro, una palmadita en la espalda, siempre gusta. Si dijera lo contrario, mentiría.

Vale. Lo admito. No soy la madre Teresa de Calcuta. Pues como digo siempre, casi a modo de mantra:

-Ya he sufrido mucho porque sí, porque así es la vida. Ya no voy a sufrir por gusto. No voy a ir a ningún sitio al que no quiera ir, ni voy a estar con nadie con el que no me apetezca estar.

Ya no hago las cosas por compromiso.

Solo quiero estar con aquellas personas con las que me apetece estar, con las que estoy a gusto de verdad.

Solo quiero estar con aquellas que me hacen llorar de risa.

Solo quiero estar con aquellas personas con las que no tengo que morderme la lengua (eso no quiere decir diga todo lo que me venga a la  cabeza, sin pensar, sin filtro... pero ya hablaré de eso), con las no encuentro limites a la hora de hablar porque aunque no estemos de acuerdo, nos respetamos y aunque pueda llegar el momento en el que algunos de nuestros comentarios nos molesten, no pasa nada.

Solo quiero estar con aquellas personas que no quieren mas de mi, que mi amistad. 

Solo quiero estar con aquellas personas que cuando les doy un silbidíto, aparecen y que saben que yo haré lo mismo.

Solo quiero estar con personas que no me critiquen, que no me juzguen y que no me pidan explicaciones de cada acto.  

Solo quiero estar con aquellas personas con las que puedo ser yo misma, sin cortapisas, pues me aceptan tal como soy. Me quieren por ser como soy y por ser quien soy. Precisamente, YO soy lo que les gusta de mí y no me cambiarían por nadie.

Hasta aquí mi post de hoy. Nos vemos pronto... o eso espero.

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