¿Sabes que me ha pasado hoy?: El olvido.

Publicado en por La bea

¿Sabes que me ha pasado hoy?: El olvido.

¿Sabes que me ha pasado hoy?. Que se nos olvidó el coche en los aparcamientos de un centro comercial.

Ésto me pasó hace casi un año. 

Era el 5 de Enero y tuvimos la "brillante" idea de ir a un centro comercial con mis peques. Supongo que para hacer algunas compras de última hora. No creo que existiera otra razón para hacer algo tan sumamente tonto... aunque pensándolo bien... esa razón por sí mismas ya es sumamente tonta.

Estábamos comprando el roscón de reyes cuándo a mi pareja le sonó el móvil. Era uno de sus mejores amigos que había venido a casa por Navidad. Ya que muchos jóvenes españoles tuvo que emigrar para poder trabajar.

Como estábamos hartos de las compras y de mis peques, vimos el cielo abierto.  

Quedámos en 5 minutos en el bar de al lado. Y estábamos allí como un clavo.

Por fin pudimos sentarnos. Las cosas empezaban a cambiar de color.

Mis peques cenaron y le pusimos una película en la tablet, cosa que hemos hecho tan solo un par veces. No por nada, es que casi nunca llevamos la tablet acuesta... por desgracia.

Por fin aparcamos a mis peques un rato, se lo habían ganado después de casi desmontar la tienda al completo.

Los adultos pudimos charlar un rato como adultos. Y no sé si fue por hablar de temas donde no salía ningún personaje de dibujos animados o simplemente por poder terminar las frases que empezábamos, que el tiempo se nos pasó volando. ¡Cómo me gusta poder mantener una conversación entera con un principio y con un fin, sin esas interrupciones tan típica de los peques!. Cuándo nos dimos cuenta el camarero, como quien no quiere la cosa, recogía el bar. Era hora de irse.

Entonces miré el reloj. 

- ¡Ostras el coche!. ( ¡Había peques delante!. No se pueden decir palabrotas que los peques te riñen).

Se nos había olvidado el coche por completo.

El parking del centro comercial no permanecía abierto todo la noche. Cerraban a cierta hora y ésta ya había pasado.

Mientras pagaba y recogía las cosas para que no se me olvidara nada, ni el bolso, ni la chaquetas, ni ninguno de mis peques, mi pareja y su colega fueron a ver si por casualidad podían sacar el coche del parking. Cosa que no fue posible.

Voy a hacer un pequeño inciso. Al colega de mi pareja voy a apodarlo Pepe, por la película: "Vente a Alemania Pepe". ( Me hace gracia a mí la tontería).

Venían con el roscón en la mano pero sin coche.

- ¿Y ahora que hacemos?.

IDEA:

- Que Pepe te lleva a casa, os traéis el otro coche y nos venís a buscar- le dije a mi pareja.

Descartamos la idea de que Pepe nos llevara a todos en su coche pues en éste no había sillas para mis peques. 

- ¿Y mientras vosotros que hacéis?

- Pues no sé...

- Veniros a casa de mis padres- nos dijo Pepe- de todas formas tengo que ir a recojer el coche. 

Y eso hicimos. Nos fuimos andando hasta casa de los padres de Pepe que vivían por allí cerca. 

La madre de Pepe aún estaba despierta. No imaginaba la invasión nocturna que iba a tener, con lo tranquila que estaba la mujer.

Mi pareja y Pepe se fueron a por mi otro coche y mis peques y yo nos quedamos con la madre de Pepe.

Aunque era algo tarde mis peques aún tenían cuerda para rato. 

Se me hizo eterno el tiempo que tuvimos que estar esperando a mi pareja y eso que la madre de Pepe fue y es un encanto pero mantener a mis peques tranquilos sin que le desmontaran la casa... eso era otra cosa.

Y eso que a los peques sólo por ser peques se les perdona mucha cosas. 

Si saltan en el sofa y les llamo la atencion:

- No te preocupes son niños...

Si se pegan y les llamo la atención

- Es normal son niños...

A mí me preocupaba que cogieran confianza y quemaran algo.

Por fin llegaron a buscarnos. Les dimos las gracias a la madre de Pepe que la pobre aguantó la imprevista visita sin perder la sonrisa.

Pero ahí no terminó la cosa.

Montamos a mis peques en el coche y nos despedimos de Pepe, dándole miles de gracia, pero cuando mi pareja fue a arrancar el coche, éste no arrancaba.

¡No nos lo podíamos creer!. Más que nada porque llevaba parado 5 minutos, no 5 días.

-¿Y ahora que hacemos?

IDEA:

Tú te montas en el coche y nosotros empujamos- me dijo mi pareja.

Pensaréis que lo "normal" es que los hombres empujen el coche.

Recuerdo una vez que se nos quedó el coche parado en medio de la calle y fuí yo la que intenté empujar el coche. Aún no tenía carnet, no sabía conducir ni un poquito. Después de pensar que opción era la peor, que yo intentara mover sola un coche que pesaba bastante o que intentara manejar ese coche que era algo viejo y tenía su truco. Por alguna extraña razón decidimos que lo mejor era que yo empujara el coche, obviamente el coche no se movió ni un milimétro. En cuestión de segundos dos hombres como dos trinquetes que estaban en un bar, dejaron sus cervezas y vinieron a socorrerme. En un segundo el coche estaba cerca de Cuenca, más o menos. ¡Qué poco me gusta la naturaleza humana a veces!. (Lo digo por cuándo me hace ver que mi fuerza tiene sus limitaciones)

Volviendo a tema. Pepe y mi pareja empujaron el coche y conseguieron que arrancara.

Estábamos en una avenida larga y recta, tenía pista de sobra. Me fuí hacía adelante sin mirar atrás, mientras mi pareja y Pepe se hacían diminutos.

Mi pareja se preguntó si pensaba irme sin él.

Y aunque lo pareciera, no iba a hacerlo pero no estaba segura qué tenía que hacer. Sabía que cuanto mas andara el coche mejor, por lo que tenía que mantenerlo arrancado. Podría haber dado la vuelta o algo por el estilo pero mis neuronas después de la noche que estaban teniendo, no estaban para mucho. Asi que antes de perderme del todo en la lejanía paré el coche aunque seguía arrancado. Esperé dentro del coche a que mi pareja viniera hacía nosostros pero sin decirselo de ninguna forma. 

(Pensaréis que para qué están los móviles... ¿no he dicho que mis neuronas estaba apagadas o fuera de cobertura? ... y por visto no era la única). 

Mi pareja después de divinar, por fín, qué "*#&*" estaba haciendo se dió un paseíto hacia el coche. "Si mahoma no va a la montaña...".Por fin pudimos irnos a casa. 

Por lo si os lo preguntais llegamos sin más percances.

Y hasta aquí mi no-reflexión de hoy. Nos vemos pronto.

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