La casa será más maravillosa.

Publicado en por La bea

La casa será más maravillosa.

Vuelvo a estar de obras.

Hace un tiempo escribí un post titulado "La casa será maravillosa". Dicha frase está sacada de la película "Esta casa es una ruina".  Una película que me encanta, no sé sí porque me trae recuerdos de mi adolescencia o porque con tanta obra he terminado sinténdome  identificada con los sufridos protaginistas y todas sus peripecias.

Cuando escribí dicho post no estaba haciendo una obra en sí sino simplemente una pequeña modificación, pero eso no hizo que me agobiara menos y eso es a grosso modo lo que explico en ese post. En aquellas época sólo teníamos al peque grande. 

Unos años después volvimos a meternos en obras. De esa obra no hay ningún documento escrito aún y no por falta de ganas sino más bien por la aunsencia de tiempo. Aunque la recuerdo como una obra algo más llevadera que otras que hemos echo. Más que nada porque no fue dentro de casa sino en el patio delantero, por lo que cerré la puerta de casa y punto y aunque los peques eran muy peques no me las apañe mal del todo o eso es lo que recuerdo.  Quizás la realidad fuera otra.

De aquella obra han pasado unos añitos más y ahora hemos vuelto a meternos en obras de nuevo.

Nuestros amigos nos dicen que nos encantan las obras y no nos creen cuando les decimos que no, que en realidad las odiamos. Pero que culpa tenemos nosotros sí cuando compramos la casa era cuando empezaba el auge de la construcción y aunque aún los precios no estaban disparatados sí se hacían casas como churros, por lo que la calidad dejaba muchísimo que desear.

Mi casa la entregaron sin pintar, solamente con la imprimación ( es decir esa capita de producto que se pone antes de pintar para que la pared absorva bien la pintura), el gotelé se caía a cachos, las puertas eran como papel de fumar, las ventanas estaban "tan bien" instaladas que en invierno el viento entraba bailando el hula hop y que decir de ese suelo antiamigos, llamado así porque lo terminabas de limpiar y entonces venía un amigo de visita y nada más entrar se quedaban todas las marcas de sus pisadas, así que más que darle dos besos te entraban ganas de darle dos ostias, por lo que lo cambiamos debido al elevado riesgo de quedarnos sin amigos. El patio delantero era de cemento y el de atrás de arena y los límtes con los vecinos eran mallas metálicas. Así que fijaos el panorama.

Debido a eso hemos echo unas pocas de obras y modificaciones varias.

Teníamos la esperanza de que cuando tuviéramos niños no tendríamos que hacer más obras pero no contábamos con los albañiles chapuzas que por lo que se ve han venido todos a mi casa. Así que ahora estoy metida en obras por arreglar los "arreglos" de lo demás, lo cual me mosquea bastante.

Y en esas andamos en otra obra más, pero esta vez no es una simple modificación sino una obra con todas sus letras. La hemos postpuesto todo lo que hemos podido pero ya había que hacerla sí o sí, no nos quedaba más remedio. Por lo que hemos tenido que desmontar media casa, es decir los dos patios enteros y el salón, ya era por ahí donde los albañiles que tenían que entrar y salir.

 El piso de arriba  ha pasado a ser nuestro pequeño apartamento: el cuarto de juego se ha convertido en el pequeño salón o la salita de antaño y la bañera en la piscina "privada" , puesto que cómo la obra está siendo en el patio de atrás la piscina está fuera de servicio... y así nos hemos ido apañado. Eso sí con imnumerables subidas y bajadas de la escalera por mi parte .. por lo menos así me ahorro el gimnasio. Espero que tanto ejercicio me sirva de algo.

El problema ha sido que el comienzo de la obra ha coincidido con el final de curso de los peques. Así que llegado el momento no sabía muy bien que hacer con ellos. Al final opté apuntarlos, por primera vez, a un campamento urbano, cosa que al peque chico no le ha gustado mucho. Cada mañana cuando lo dejo allí se queda llorando desconsoladamente. Luego, según me dicen, se le pasa pero en ese momento el sofocón nos lo llevabamos los dos, tanto él como yo. Lo bueno es que le ha salido una hermana mayor adoptiva que lo cuida y lo protege cuando le pegan y cuando voy a recogerlo me da el parte del día... así que estoy tranquila.

Volviendo al tema que nos ocupa, es decir la obra, tengo que aclarar que  prácticamente hemos terminado, solo queda poner la valla para por fin independizarnos de mi vecino petardo y poco más  ( en un post algo más antiguo ya escribí sobre dicho vecino y sus locuras, el cual siempre que se aburre nos la arma ¡Que vida más triste!)

A decir verdad cuando empecé esta obra estaba escribiendo otro post distinto, que he dejado aparcado de momento. Una vez que empezó la obra me ha sido bastante dificil, por no decir imposible, encontrar tiempo para escribir y cuando, por fin, he podido sentarme de nuevo no me veía con ganas de retomar dicho post aún. En realidad lo único que me venía a la cabeza era escribir sobre mi circunstancia actual, es decir, la obra.

Pero una vez que me puse a escribir sobre ella me dí cuenta que en realidad no tenía ninguna anécdota graciosa que contar como cada vez que nos hemos metido en estos lios. Tristemente lo mas destacables es que nos dijeron que iban a tardar tres semanas y han tardado una.

-¡Que bien!-  pensareis. 

Pues eso es lo que piensa todo el mundo, menos mi pareja y yo que en vez de estar contantentos, casi nos sentimos "estafados":

-¿Donde está mi mes de obras? (es bien sabido por todos que en el dialecto albañilense tres semanas significa un mes).

Así que como no estábamos del todo conforme con tanta rápidez decidimos "alargar" más la agonía y tirar un mueble de obra para volver a hacerlo. Por lo menos así nos acercábamos más al tiempo estimado en un principio.

A ver, aclaro, el mueble era bastante cutre. El abañil que nos lo hizo era un chapuzas y aunque durante un tiempo nos a sevirdo, ya se nos había quedado pequeño, por lo que decidimos hacer otro más útil.

Aunque a decir verdad toda esta obra ha sido así. Romper cosas mal hechas y volverlas a a hacer, lo cual hace que me quede cara de tonta y con una sensación de que en algún momento me dió por ponerme a tirar billetes al cubo de la basura. Lo mas "curioso" del tema por asi decirlo es que hemos arreglado tres cosas distintas: el suelo del patio, el muro con el otro vecino (no con el petardo sino con el otro) y el susodicho mueble. Los tres echos por tres albañiles distintos y los tres igual de mal echos. Espero que tengamos mas suerte ésta vez.

Por útimo quisiera decir que no es que no tenga anécdotas que contar porque estos albañiles hayan sido maravillosos, a decir verdad tenemos mil pegas que ponerles pero en lo esencial dan el apaño. Al decir que no tengo ninguna anécdota, me refiero a que no ma han pasado situaciones subrrealistas como las otras veces, del tipo que los albañiles me inviten a tomar una cerveza por ahí al terminar el trabajo aprovechando que mi pareja no estaba en casa aún y cosas por el estilo. No sé si será que he perdido mi sexapeal con la edad o eso de tener a dos peques revoloteando por la casa no ayuda mucho al sexapeal.  

A decir verdad la única cosa medio curiosa que me viene a la mente es lo bien que se lo han pasado tanto los peques como mi perra con la obra.

Lo que ha los peques se refiere, ya lo explicaré un poco más adelante en otro post que estoy gestando y espero que no tarde mucho en ver la luz.

Por el contrario sí puedo explicar lo bien que se lo ha pasado mi perra con albañiles en casa, ya que ha descubierto el auto-sacarse a si misma. Vale no es que sea la anédota del mes pero para mí tiene su gracia.

Desde que empezó la obra mi casa se encontraba de puertas abiertas, lo raro ha sido que no me halla encontrado a otra familia viviendo aquí con nosostros en uno de mis regresos a casas después de llevar o traer a los peques al cole.

Sorprendentemente la perra permanecía en su sitio en todo. Hasta que un día regresaba de recoger a los peques del cole y de pronto me dice el peque grande:

- ¡Mira mamá!, ¡la hermana de Kaye!. 

- ¿Donde?- le pregunté. Temiéndome que Kaye y su hermana fueran la misma perra.

- Ahí, ¿la ves?, en frente de casa.

Entonces la ví. Efectivamente era Kaye, la cual tranquilamente cruzaba hasta mi casa comprobaba que la puerta estaba cerrada, volvía a cruzar al cesped de en frente de mi casa y se sentaba bajo un árbol a la sombra a esperar a que alguien le abriera la puerta de nuevo.

Y desde ese día la perra no se se iba mientras yo estuviera en casa pero como me fuera, ella se largaba también.

Hasta que cogió confianza y aprovechaba ese momento en el yo no estaba mirando y la puerta estaba abierta y se iba. Se daba su paseíto y al rato volvía.

Un par de veces fui a buscarla, lo cual suponía verdadero despropósito, porque en esos días los peques no tenían cole ni campamento urbano ni nada de nada y hacía un calor horroroso. Además la perra siempre llegaba a casa antes que yo. Supongo   que hacía demasiado como para dejarse caer demasiado por ahí. Las veces siguentes, muy a mi pesar, opté por esperarla en casa a que volviera de su paseo diario. La esperaba con el alma en vilo, pero no tenía otra opción. Menos mal que esa éstapa de su vida perruna ya acabó porque como dije antes ya por fin terminamos la obra ¡BIEN!.

Adios a los albañiles, a la suciedad, a los ruidos, a la casa patas arriba.. al a incomididad gerenalizada... y adios a las escapaditas de Kaye.. poco a poco todo vuelve a la normalidad.

Y para acabar quiero que conste en acta que a menos que pase algún imprevisto no vuelvo a meterme más en una obra ¡palabra! ... bueno ¿cambiar las ventanas cuenta como obra?.

Y hasta aqui mi no-reflexion de hoy. Nos vemos pronto.

 

 

 

 

  

 

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